Te veo
bailando en el silencio
de lo oscuro,
en el deseo
libre,
delicada, dedicada,
como una frágil bailarina
sin ataduras,
sin límites ni fronteras.
Te veo,
en el paupérrimo silencio,
acicalando el propósito
logrando el misterio
y la cantidad necesaria
de extrema curiosidad
que atrae a mis ojos
a posarse sobre tu silueta
que entre las sombras
me recuerda
que la soledad,
nunca será capaz,
de dejarme a solas
con tu sórdido recuerdo.
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