Cuando silente se muestra
tras la puerta expectante
que se abre y se cierra
pasando siniestra
ante nuestros ojos incrédulos
que ven lo que conviene
y lo que no lo descreen
aunque esté frente a ellos
y sea tan real
como Dios o como un duende.
Cuando silente se muestra
llega y arrebata
con la misma pericia
con la que un cirujano
nos extirpa un pedazo.
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