En la cinta negra que a ningún lugar va,
los hombres sin destino se apilan
y siguen tras rugidos feroces
que implacables se mezclan
tarde o temprano con algún no horizonte,
quienes lloran su desgracia
sobre la cinta negra que a ningún lugar llega
encuentran tal vez su propio rostro
y aprenden a convivir con sus desgracias y pesares
y anchos de hombros se muestran al mundo
orgullosos de sus almas miserables,
pues en la cinta negra que a ningún lugar va
quien ostenta más es quien ha logrado
quien se mantiene moderno jamás envejece
quien es más veloz llegará más temprano
aunque la negra cinta nunca llegará a ningún lado.
Pues quien recorre la cinta olvida que aquello
que va de aquí para allá, no viene ni va,
tan solo está, y aquello que está
tarde o temprano se desvanece
aunque ostentes ser,
el más veloz y moderno de toda la cinta.
Los hombres con destino en cambio
se sientan a la vera de la cinta
y antes de que se ponga el sol
han logrado su horizonte
sin siquiera parpadear.
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