Las luces del camino
van quedando atrás
dejando una estela de recuerdos perdidos
y sentimientos encontrados.
Las palabras vuelan sin permiso
pues para ser libres fueron creadas
ni el silencio las acalla
pues se leen en las miradas.
Las nubes en el cielo
alegran el paisaje
reiterado y repetido
de la sureña estepa.
Qué te puedo decir,
si ya te he dicho todo?
Qué quieres escuchar,
si no tengo qué decirte...
Los espinos ruedan al costado de la ruta
algún ñandú con cría
una copetona curiosona
a la verita de la ruta
a saludar se asoman.
Cómo te puedo hablar para que entiendas
lo que estoy diciendo sin palabras,
cómo podés hablar de entendernos
si ni vos sabes cómo hablar para decir.
Los rayos del sol caen pesados
pero al rebotar sobre la pintura brillante
parecen tan livianos, tan etéreos
que hacen dudar que son reales.
Para qué decirte que te amo
si lo único que hago es amarte?
Para qué escucharte, si al fin y al cabo
lo único que amo es amarte.
En la banquina, con las balizas encendidas,
las estrellas sonrientes espían
y comentan entre ellas todo lo que saben
de las tertulias del amor.
Un beso en tu beso
tu boca en mi boca
mi alma y tu alma
no saben dejar de amarse.
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