Excombatientes . Foto: Hernán Zin |
montones de secuestros extorsivos,
millares de desaparecidos,
opresión, tiranía y terrorismo;
había asesinados,
había responsables, claro,
pero culpables eran pocos.
Que eran los de arriba,
que en vez de cuidar
hacían puré a los de abajo,
y a los del costado,
y si podían también querían
cagar más alto que el culo
y hacer mierda a quien tuvieran encima.
Entre tanta barbarie,
y como si faltaran tristezas,
a los que estaban de un lado
se les ocurrió la patética idea
de agarrar a un puñado de pibes
y mandarlos a la guerra.
Mandarlos a que sufran, a que los maten,
a que sientan el terror permanente
de lo que significa morir lejos de casa.
Pobres pibes, hoy los llaman héroes;
del puñado que volvió
pocos viven dignamente,
los otros mendigan
en el tren, en el colectivo,
en la calle, en la avenida,
suplican trabajo, dignidad y comida.
Y hoy les dicen es tu día,
y hoy se acuerdan de los héroes,
y hoy tocan las fanfarrias,
y hoy dejan caer las lágrimas...
pero ese pan se lo dan hoy
y mañana no les dan más nada.
A quienes fueron y volvieron
a los que no
mi amor, mi paz y mi respeto,
a quienes los mandaron,
mi Desprecio.
A quienes tienen el poder ahora
este simple homenaje,
que sirva de recuerdo cada día
que hay que hacer y dar
para crecer, honrar y cuidar.
Hay que honrar y agradecerles cada día
y no cuando se conmemora
la estúpida insanía
de esa guerra en las Malvinas.
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