Así, cuando la bestia despierta
tus llantos de nada valen
tus súplicas de nada sirven
pues imperiosa la bestia se yergue
y devorar tu alma quiere
pues nada más le importa
que tenerte a sus pies.
Así, cuando la bestia duerme
es que frente a ella andas con sigilo
pisando silente el suelo crujiente
deseando tener alas en los tobillos
rogando al azar que en tu contra no juege,
pues si despierta a la bestia con el zumbar
que tus alas implumes hacen al aletear,
tus llantos y súplicas no servirán
y la bestia cruel te devorará.
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