Cuando la soledad te incinera
y no sentís más que tristeza
y tus lágrimas de sabor agrio
humedecen tus mejillas y labios
y te olvidás de quién eres
y de todo lo que tienes, nada quieres.
No des todo por perdido.
Cuando se presenta ante ti
un abismo que no tiene fin
y volver atrás no puedes
porque fuerzas ya no tienes
y sentís el alma muerta
y cerrada toda puerta.
No des nada por perdido.
Si ninguna luz te guía
y las lágrimas te cegan
no olvides que te cuidan
aquellos que por vos esperan.
Nunca te des por vencido
en mitad de tu camino
no enfrentar lo sucedido
es escapar de tu destino.
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