Este silencio triste
al que no cura la caricia
nace en los colores grises
de aquel que con desidia
sobre el lienzo colorido
en negro escribe
la palabra aguerrida,
manan de finos y azules ríos
infelices hilos rojos sanguíneos
como lágrimas de nubes
que al paisaje labran
y a la bravura del mar engrosan
tiñendo el verde de amarillos
tornando sepia los colores vivos.
Ojos que ven,
y la razón por ver comprenden
¡Nada de lo que ven es como creen!
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