(desgraciado a pata suelta)
que generás en mi
una falta de interés
y total indiferencia
porque sé
(y bien sabés que sé)
que ese llanto que tenés,
no es más que un mero capricho
(de profunda necedad)
por querer que todo sea
como a vos te da la gana.
Pero hay veces que llorás,
llorás profundo, llorás dolido,
con el corazón acongojado
en mil pedazos partido
y por más que quiero
sé que nada puedo hacer
por pegar esos pedazos,
y es cierto que
se me cae el alma al piso
aunque sepa
que llorar es algo bueno
y que nos hace más humanos.
Te juro
que daría a Dios mis manos
con tal de oírte siempre feliz,
riendo libre a pata suelta.
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