ante la incertidumbre,
apenas se anima
a echar a la servidumbre.
El incierto,
las malas inversiones,
lo han vuelto
un hombre sin decisiones.
Si lo vieras tiempo atrás
tanto poder entre las manos
que por los dedos sin más
en un momento, se escapo.
Vaya Dios a saber
si fue por necio que no oyó
las voces que le advertían
esto si, ahora esto no.
Pobre tipo...
ni esperanzas le quedan
para seguir erguido
sobre sus dos pies.
Hundido, en su viejo sillón de pana,
con la mirada perdida en nada,
a su sien le apunta sin miedo
con el grueso cañón de un arma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario