A veces llega el momento
en que debemos reconocer
que ya es tarde
que lo hecho, hecho está
y que no queda más
que aceptar las consecuencias
como vengan
o como las hayamos traído.
Aunque a veces
no seamos responsables directos
de aquella consecuencia que nos acecha,
aunque a veces no seamos los culpables
de las consecuencias ni sus causas
debemos poner el pecho a las balas
y hacernos cargo
que tampoco hicimos
lo suficiente para contrarrestarlo.
Darse cuenta que ya es tarde
no es darse por vencido
es aguantar la ola que golpea
y seguir adelante
sin cometer los mismos errores
y ensayando prudencia
actuando con conciencia
logrando, un presente mejor.
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