Cuando creí
que todo era gris
y que el fin
era un algo inminente
cotidiano
e hiriente
vi
que desde algún lugar
de lo profundo de tus ojos
por una veta
breve
y pequeña
brillaba
la necesidad de un tal vez
y así
el presente se llenó de colores
de alternativas posibles
y de abismos franqueables
por una simple mirada
que apoya
y que acompaña.
Ahora se
que el infinito cabe
en la palma de una mano.
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