La noche se abría plena,
una brisa veraniega
despeinaba la melena
del impulsor de la refriega.
Mirando bailar la arena
deseaba acallar la furia ciega
que corría por la vena
que a la mente la paz niega.
Ya no podía hacer alarde
de su exagerada templanza
pues el rencor en su alma arde
justificando la matanza;
para ella, es tarde,
con gusto ejecutó la venganza.
una brisa veraniega
despeinaba la melena
del impulsor de la refriega.
Mirando bailar la arena
deseaba acallar la furia ciega
que corría por la vena
que a la mente la paz niega.
Ya no podía hacer alarde
de su exagerada templanza
pues el rencor en su alma arde
justificando la matanza;
para ella, es tarde,
con gusto ejecutó la venganza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario