De pronto la miró y le dijo:
-¡Oye! ¿Puedes acercarte, me gustaría conocerte mejor?- ella desde la distancia lo miró opulenta y orgullosa.
-La verdad que en este momento estoy muy ocupada.-
-Anda, aunque sea un rato...- insistió con voz amable.
-Es que en este momento estoy forjando una cama para el sol y para la luna, para que puedan descansar después de atravesar todo el firmamento...- le dijo soberbia.
-Tal vez mañana.- le dijo él
-Tal vez mañana.- respondió ella. El sol se ocultó la luna brilló en el firmamento y cayó en el poniente.
-¡Buen día!- le gritó desde lejos.
-¡Buen día!- respondió sonriente.
-¿Será que hoy podrás acercarte? De veras me encantaría conocerte...-
-Es que hoy estaré muy ocupada también...-
-Aunque sea un rato.- pidió compasivo.
-Pasa que hoy estoy acogiendo a la nieve para transformarla en ríos que alimenten al valle y al lago.-
-Tal vez mañana.- le dijo él
-Tal vez mañana.- respondió ella. La nieve cubrió el cielo y el horizonte de un blanco y esponjoso colchón que a la noche nocturna parecía refulgir como lo hace la arena en el desierto...
-¡Buen día!- le gritó desde lejos.
-¡Buen día!- respondió sonriente.
-¡Oye! ¿Puedes acercarte, me gustaría conocerte mejor?- ella desde la distancia lo miró opulenta y orgullosa.
-La verdad que en este momento estoy muy ocupada.-
-Anda, aunque sea un rato...- insistió con voz amable.
-Es que en este momento estoy forjando una cama para el sol y para la luna, para que puedan descansar después de atravesar todo el firmamento...- le dijo soberbia.
-Tal vez mañana.- le dijo él
-Tal vez mañana.- respondió ella. El sol se ocultó la luna brilló en el firmamento y cayó en el poniente.
-¡Buen día!- le gritó desde lejos.
-¡Buen día!- respondió sonriente.
-¿Será que hoy podrás acercarte? De veras me encantaría conocerte...-
-Es que hoy estaré muy ocupada también...-
-Aunque sea un rato.- pidió compasivo.
-Pasa que hoy estoy acogiendo a la nieve para transformarla en ríos que alimenten al valle y al lago.-
-Tal vez mañana.- le dijo él
-Tal vez mañana.- respondió ella. La nieve cubrió el cielo y el horizonte de un blanco y esponjoso colchón que a la noche nocturna parecía refulgir como lo hace la arena en el desierto...
-¡Buen día!- le gritó desde lejos.
-¡Buen día!- respondió sonriente.
-¿Será que hoy podrás acercarte? Me urge saber de ti...-
-Me encantaría, pero hoy también tengo mucho que hacer.- dijo delicada.
-¿Qué harás hoy?-´preguntó curioso.
-Hoy prepararé las cuevas para que vivan los animales, el suelo para que los árboles se arraiguen, los cauces para los ríos no desborden, me desharé de las piedras que hagan peligrar una avalancha y ahondaré un poco más el lago para que no desbordé e inunde el poblado que habita a en mi sima.
-Tal vez mañana.- le dijo él
-Tal vez mañana.- respondió ella. Los temblores mínimos de la tierra en su rotación constante ni siquiera se hicieron notar.
-¡Buen día!- le gritó desde lejos.
-¡Buen día!- respondió sonriente.
-¿Será que hoy podrás acercarte? Estoy ansioso por saber más de ti...-
-¿Sabes qué?- dijo llena de paciencia - Hoy será imposible también, hoy le facilitaré los lugares a los pájaros para que puedan anidar, los prados para que el ganado pueda pastar, los promontorios para que las fieras puedan cazar... Hoy tengo otro día muy difícil...- dijo buenamente.
-Tal vez mañana.- le dijo él
-Tal vez mañana.- respondió ella. Y comenzó a hacerse escuchar el canto de las aves, y los cascos del ganado comenzaron a resonar entre las rocas y se comenzaron a sentir las mandíbulas mascando la hierba fresca, y los feroces gritos de los depredadores atrapando sus presas también se empezaron a sentir...
-¡Buen día!- le gritó desde lejos.
-¡Buen día!- respondió feliz.
-¿Será que hoy podrás acercarte?
-Me encantaría, pero hoy es un día muy importante para mí. Hoy haré florecer los frutales y los rosales, haré eclosionar las mariposas y a las abejas preparar la miel y empezar con el trabajo de la polinización, daré brama a los cérvidos y otros amigos que me habitan, hoy recomienzo los ciclos.- dijo desbordante.
-Entonces será mañana- dijo él sonriente.
-Tal vez sea mañana- contestó ella.
Los zumbidos y los aleteos se empezaron a sentir al breve instante en el que los aromas de las flores y los frutos de los árboles colmaban el aire de una paz instantánea. Los animales se perseguían y entre machos alfa demostraban a sus hembras quién era el más apto.
Antes de que amanezca, ella sintió una caricia en los pies, y en sus oídos un sonriente susurro.
-Buen día...- le dijo él. Ella se estremeció de felicidad.
-Buen día Mahoma, que hermoso que llegaras, a mi también me urgía conocerte.-
-Tal vez mañana.- respondió ella. Los temblores mínimos de la tierra en su rotación constante ni siquiera se hicieron notar.
-¡Buen día!- le gritó desde lejos.
-¡Buen día!- respondió sonriente.
-¿Será que hoy podrás acercarte? Estoy ansioso por saber más de ti...-
-¿Sabes qué?- dijo llena de paciencia - Hoy será imposible también, hoy le facilitaré los lugares a los pájaros para que puedan anidar, los prados para que el ganado pueda pastar, los promontorios para que las fieras puedan cazar... Hoy tengo otro día muy difícil...- dijo buenamente.
-Tal vez mañana.- le dijo él
-Tal vez mañana.- respondió ella. Y comenzó a hacerse escuchar el canto de las aves, y los cascos del ganado comenzaron a resonar entre las rocas y se comenzaron a sentir las mandíbulas mascando la hierba fresca, y los feroces gritos de los depredadores atrapando sus presas también se empezaron a sentir...
-¡Buen día!- le gritó desde lejos.
-¡Buen día!- respondió feliz.
-¿Será que hoy podrás acercarte?
-Me encantaría, pero hoy es un día muy importante para mí. Hoy haré florecer los frutales y los rosales, haré eclosionar las mariposas y a las abejas preparar la miel y empezar con el trabajo de la polinización, daré brama a los cérvidos y otros amigos que me habitan, hoy recomienzo los ciclos.- dijo desbordante.
-Entonces será mañana- dijo él sonriente.
-Tal vez sea mañana- contestó ella.
Los zumbidos y los aleteos se empezaron a sentir al breve instante en el que los aromas de las flores y los frutos de los árboles colmaban el aire de una paz instantánea. Los animales se perseguían y entre machos alfa demostraban a sus hembras quién era el más apto.
Antes de que amanezca, ella sintió una caricia en los pies, y en sus oídos un sonriente susurro.
-Buen día...- le dijo él. Ella se estremeció de felicidad.
-Buen día Mahoma, que hermoso que llegaras, a mi también me urgía conocerte.-
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