Yo no sé por qué
nada es como uno cree
ni sé tampoco cuando
es que uno cosecha
aquello que ha sembrado
pero entiendo
que a pesar de la fe
todo es como es
y al entender esto
aprendí a ser libre y hermoso
y también aprendí
que no importa cuando es la cosecha
pues la siembra ha de ser
la vera recompensa
que nos muestra y nos demuestra
el valor de estar vivo.
Cuando entendí estas máximas
la paciencia se hizo en mi
o más bien yo me hice paciencia
y al fin alcancé mi límite
y liberé mi alma, y mi luz llegó
a cada rincón oscuro de mi carne
y por vez primera en años
con la plenitud brillante
sin porqués y desde adentro,
sonreí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario