Pequeña flor,
flor chiquita,
que a la vera del arroyo
alegras a la vista
y al paisaje aromas,
indefensa ante el clima
que azota la orilla
y sin embargo ahí te quedas
enfrentándote a la vida
colorida, pequeñita,
que das el polen a la abeja
y al abejorro das el néctar
que recibes al invierno
dando suave bienvenida.
Gracias por llenar mi alma
de colores y de magia.
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