En la vera del arroyo
donde el reflejo de mi yo
se enturbia con el correr del agua,
observo esa imagen plasmada
y por más que intento
no me reconozco,
tal vez eso que veo
no es más que un instante
un parate en el tiempo
que sin querer perdí
que sin querer te dí
que sin saber, ya no es mío.
En la vera del arroyo
donde el reflejo de mi yo
se funde con el correr del agua
soy río corriendo entre las piedras mojadas
soy piedra, soy pez, soy orilla,
y me reconozco a mí mismo
en cada pequeña partícula
que al universo conforma,
y encuentro en algún lugar de mí
una cruz mil veces rehecha
con algunas luces, con algunas estrellas,
donde hay a un sueño que recurrente
se acerca en su barca y allí descansa,
lejos de los vaivenes cotidianos.
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