Bajo la sombra del alerce
el pequeño zorzal caza
ignorando lo que pasa
en el árbol que perece.
Da su sombra y da refugio
estoico y firme en su presencia
no utiliza su dolencia
como tonto subterfugio,
de entregarse a la pereza.
Ya han sonado las campanas
que avisaron de su muerte
sabe él cuál es su suerte
solo espera por mañana
no le teme a su futuro
pues lo tiene por seguro,
muerto está quien nada hace
y quién hace tiene vida
aunque la parca atrevida
no sorprenda con sus planes.
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