Es tu imagen,
traslúcida, como un fantasma
que se repite en mis noches solitarias
y por más que una y otra vez
haga el intento de olvidarte
es imposible borrarte de mi recuerdo
quitarte de mi piel
de mi sangre, de mi carne,
de mi corazón que late
tristemente tu nombre.
Es tu aroma
con la calidez estival del jazmín en flor
que embriaga cada minuto que pasa
en tu profunda ausencia que aturde,
que quema, mata
y seca poco a poco mi alma
que sin vos no es nada.
Fue tu adiós ese silencio
que me dejó sin habla
sin ganas, sin esperanza
y que ahora mi cuerpo espera
que este dolor espantoso
me arrebate esa chispa
que aún me mantiene
sufriendo, pero con vida.
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