Negros son mis versos
suenan tristes mis palabras
por las penas que me afligen
rota tengo el alma
no encuentro un consuelo
ni tampoco esperanza
el amor que he sentido
está ahora marchito
las ansias que me llenaban
de ellas no ha quedado nada
es la parca que golpea
con insistencia mi puerta
Vago Dios, enfermo demonio
que se divierten con los corazones rotos
jugando con la fe de vuestras huestes
y a los ruegos y a la piedad
se han tornado indiferentes
El infierno es la condena
que sufre mi tiempo en vida
andando siempre a ciegas
navegando a la deriva
quieran los ángeles de la razón
colmar de luz y servir de guía
a este triste corazón
que ahoga su propio latir
en el oscuro mar de la herejía.
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