(...) Era Elal tal vez el más devoto a la crueldad, conocido por su sarcasmo y su virulenta violencia al cruzarse con algún enemigo. No temía al fuego fatuo de las espadas sagradas, temía sí a la mano que la blandía con hidalguía, mas no era temor por la destreza que esta mano tuviera, si no más bien por el compromiso que el otro tuviera con la compasión y el perdón.
Repetía como mantra las enseñanzas que había recibido de quien fue su maestro y su primera víctima al que asesinó a traición, sin ningún tipo de remordimiento, ni de rencor. Simplemente su mentor se había topado en su camino y no le dejaba lugar por donde pasar para llegar a ser general de las huestes del mal, por lo que en una noche en la que se había descuidado por estar entregado a los placeres más mundanos, en un simple acto de prestigitación, una imprudente y brillantina daga, salió de la nada y hundiósele en el costado. Ni los santos ni los demonios tienen sangre, tampoco son de carne, por eso es que simplemente al ser traicionado su cuerpo no vertió sus penas, ni sus labios exclamaron dolor, sí en sus ojos una veta de sorpresa brilló y sonrió comprendiendo que el alumno, había aprendido al pie de la letra cada una de las enseñanzas de su maestro.
Por eso era que Elal había sucedido en las funciones a su antiguo mentor, y quedó como general de las tropas, también se dedico a la enseñanza y como educador dictó clases de inconciencia, de salvajismo, de crueldad por crueldad misma. Enseñaba la debilidad del bueno, de quién pone la otra mejilla. Enseñó a golpear con más ahínco a quien muestra fe, devoción, compasión y apego a las fuerza divina, esa dulce energía que provoca vida, colores, esperanzas y necesidades. Les enseñó a aborrecer cualquier cosa pura, y en caso que no pudieran pervertirla de una u otra manera, les enseñó que debían destruirla con saña, recriminando así y limpiando tantos años de marginalidad y desprecio.
Surgió de Elal, AlBator, quien lo sucedió después de una brava cornada, también en el costado, en medio de una lid donde Elal se batía contra más de diez enemigos a la vez, pero Elal al contrario de su mentor, resistió el primer embate y sonrió entiendendo la justicia divina. Aún así se puso de pie y cortó de raíz el brazo de Albator, que con un fiero movimiento logró clavarle en su pecho un largo palo puntudo, que ofició en algún momento de lanza enemiga. Por esto Albator fue conocido como el manco cruel, quién murió asesinado por Llamr, quien por medio del manejo del fuego encerró al manco entre paredes y lo quemó vivo manteniéndolo quieto a fuerza de conjuros y hechizos, por esto a Llamr lo conocieron como Llamr el hechicero. Fue de todos los generales el más valiente, cruel e inteligente, él fue quien dividió el mundo en cuatro horizontes, dando a cada uno un atractitvo diferente por lo que Llamr, el hechicero, fue quien mantuvo más tiempo su estatus de poder sobre todas sus huestes. Cuatro de sus Generales más importantes, fueron Necris, hijo de Lloria y Babjazel; Marlt, escupido como esfera de roca incandescente desde el centro de la tierra, Sricamblás quién fue asesinado por Albator, antes que este despierte de su sueño de cambio y por último, mas no menos importante, Lasalla quien tenía el don de poder cambiar de apariencia y de sexo como le diera la gana, lo que lo fue posicionando de a poco en los lugares más cercanos al verdadero poder. (...)
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