No quieres irte
pero tienes que
es en otro lado
donde reclaman
tu presencia
tu amor, tu fe.
Escuchas el llamado,
tu corazón late
enigmático, cruel,
salvaje de libertad
atérrido de necesidad
sabe quien llama.
La mente alerta
está más que atenta
no se desvanece ni se nubla
piensa, y por ende
sobre el músculo que duerme
en cierta forma actúa.
Mas la carne reseca
por los golpes del tiempo
se entrega en silencio
al soplido del viento,
se vuelve cenizas que
ligeras se subliman y vuelan.
Se cuelan entre las nubes
como alondras en primavera
se mezclan con el éter
y hasta el cielo llegan
acudiendo al llamado que
recibiremos, tarde o temprano.
No tengas miedo
no debes tenerlo
es cosa del tiempo
de la naturaleza
sos otro escalón
en la evolución.
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