Si pudiera caminar
por la Vía Láctea
viendo a la Tierra
como un hermoso
y lejano punto azul,
a Marte, generoso
rojo y guerrero,
a Saturno con su anillo
comprometido,
romántico.
A Jupiter,
con su tamaño fantástico
a Mercurio
con su proximidad
al glorioso y caliente sol
que le echa guiños a Venus
que erótico y sensual
le coquetea alrededor.
Al nuevo Ceres
al buen Plutón,
al inestable Urano,
al vigoroso Neptuno
y a Makemake
y a Eris,
pudiera también admirarlos
comprendería de inmediato
el por qué de la verdad
la razón de la existencia
caerían de mis ojos
mil y un lágrimas
que se transformarían en estrellas
y a todo el que las vea
le cumpliría lo que desea.
Si pudiera ser
abrazado por ambos brazos de Orión
les aseguro, amigos míos
que nunca más sería el mismo.
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