Dicen que hubo silencio
cuando de pie él se quedó muerto
que ni el tintinear de los aceros
se escuchó en ese segundo
que de sus labios escapaba
un último gemido.
Dicen que murió como vivió
de manera grandilocuente
con el corazón rabioso y lastimado
y el honor de un mil hombres píos.
El sabía bien las reglas
las posibilidades y las metas.
Dicen que en el fragor de la batalla
no sintió las cien primeras estocadas
y cuando sangre casi no le quedaba
estoico y orgulloso, con el viento acariciando
cual estatua de guerrero ilustre
quedose como vivo allí parado.
Dicen que sus hombres al verlo
sacaron fuerzas de la nada
y que un hato de ángeles buenos
llegaron cabalgando desde el cielo
y dieron muerte a esos enemigos
que supieron quitarle su último suspiro.
Dicen que cuando murió
el cielo se cubrió de nubes
y de esas nubes letales rayos disparaban
su ferocidad contra las gentes
ni la lluvia pudo y supo
lavar las tantas penas que trajo su muerte.
Dicen que el capitán nunca murió
dicen que el capitán es y fue un gran valiente
que en su ley fue Dios y pordiosero
que supo entregarse por entero
a la fe que predicaba su fuerte corazón
que ni aún atravesado y sangrante
dio por perdida la batalla.
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