La evolución es natural en el todo que nos rodea por lo que la inconciente necesidad de cambio es natural en el ser humano, modificar el entorno a nuestro antojo, es lo que hicimos desde el principio del camino hasta ahora, y aquí estamos y así estamos. El cambio debe ser si o si del individuo, sin interferir ni manipular el entorno, y por consiguiente léase tampoco hacerlo con el de otro individuo (sino sería todo como a uno le gusta y eso se llama tiranía).
Una vez que todos podamos vivir en una comunidad de individuos, será posible cambiar el mundo, mientras las comunidades sean de individualistas, debemos agradecer que las cosas están como están, ya que podrían estar mucho peor.
Cualquier individuo al que siga un rebaño no será más que un pastor que al morir genere caos entre sus seguidores por ver quien lo sucede, si nadie lo sucede, el rebaño se desparramará y no gozarán de la compañía y la protección que da el rebaño.
Desde la prehistoria hasta la contemporaneidad, cuando un camino se queda sin luz, la gente se tropieza ante el primer obstáculo y desespera. La humanidad no necesita pastores, pues no somos un rebaño. Vos sos capaz de ese cambio, de vos depende.
Echarle la culpa al perro porque mordió a un desconocido en el jardín de la casa, cuando fuimos nosotros quienes le enseñaron a cuidar la casa mordiendo a desconocidos, es una necesidad del ego, de no aceptar nuestra responsabilidad ante aquellas cosas que no salieron como nosotros imaginamos, en nuestro imaginario todo es ideal y no se aceptan imperfecciones. El hombre tiene a Dios como ser perfecto y todopoderoso... acaso podríamos aceptar un Dios imperfecto? Solo si somos ateos o revolucionarios. Al crearse la sociedad, se creo el margen. Hay que aprender a discernir entre necesidad y necedad, ese es el tercer paso hacia la utopia.
El universo que es eterno e infinito tiene un orden, aunque desde nuestro finito punto de vista este orden nos resulta caótico pero matemáticamente explicable. El dinero no es más que una necesidad de orden entre tantos individualistas, es incorrecto castigar al perro para que deje de ladrar a quien esté golpeando la puerta cuando nosotros le enseñamos a ladrar y cuide así nuestro hogar. El dinero no tiene la culpa de los sentimientos que generamos en pos de dicho orden, es lo mismo que dar responsabilidad a la montaña de nuestro mal estado físico mientras subimos jadeando.
Somos y seremos parte de una estadística, si no lo fuéramos, no conoceríamos siquiera el rostro de quien tenemos al lado, y esto nos llevaría a la extinción. Es necesario el motor que nos une y a la vez nos margina, la importancia de cómo funciona depende de nososotros que seríamos sus piezas. Hacia donde vaya el motor es consecuencia del inconciente colectivo, hasta que dicho inconsciente no mane del ser individuo en comunidad, nuestro destino será el que desee la comunidad individualista. Funciona algo así como el juego de la cincha, de dos lados distintos, dos equipos, tiran de una soga la que tiene un nudo atado en el medio, cuando un equipo es más poderoso que el otro, el juego termina y a la soga la cuelgan en el placard. Los que ganaron festejan y que los que pierden sufren la pérdida. Si todos se pusieran a tirar de la cuerda hacia el mismo lado, todos llegarían a lugares nuevos y festejarían la hazaña de descubrir y sufrirían la añoranza del hogar.
Una vez que todos podamos vivir en una comunidad de individuos, será posible cambiar el mundo, mientras las comunidades sean de individualistas, debemos agradecer que las cosas están como están, ya que podrían estar mucho peor.
Cualquier individuo al que siga un rebaño no será más que un pastor que al morir genere caos entre sus seguidores por ver quien lo sucede, si nadie lo sucede, el rebaño se desparramará y no gozarán de la compañía y la protección que da el rebaño.
Desde la prehistoria hasta la contemporaneidad, cuando un camino se queda sin luz, la gente se tropieza ante el primer obstáculo y desespera. La humanidad no necesita pastores, pues no somos un rebaño. Vos sos capaz de ese cambio, de vos depende.
Echarle la culpa al perro porque mordió a un desconocido en el jardín de la casa, cuando fuimos nosotros quienes le enseñaron a cuidar la casa mordiendo a desconocidos, es una necesidad del ego, de no aceptar nuestra responsabilidad ante aquellas cosas que no salieron como nosotros imaginamos, en nuestro imaginario todo es ideal y no se aceptan imperfecciones. El hombre tiene a Dios como ser perfecto y todopoderoso... acaso podríamos aceptar un Dios imperfecto? Solo si somos ateos o revolucionarios. Al crearse la sociedad, se creo el margen. Hay que aprender a discernir entre necesidad y necedad, ese es el tercer paso hacia la utopia.
El universo que es eterno e infinito tiene un orden, aunque desde nuestro finito punto de vista este orden nos resulta caótico pero matemáticamente explicable. El dinero no es más que una necesidad de orden entre tantos individualistas, es incorrecto castigar al perro para que deje de ladrar a quien esté golpeando la puerta cuando nosotros le enseñamos a ladrar y cuide así nuestro hogar. El dinero no tiene la culpa de los sentimientos que generamos en pos de dicho orden, es lo mismo que dar responsabilidad a la montaña de nuestro mal estado físico mientras subimos jadeando.
Somos y seremos parte de una estadística, si no lo fuéramos, no conoceríamos siquiera el rostro de quien tenemos al lado, y esto nos llevaría a la extinción. Es necesario el motor que nos une y a la vez nos margina, la importancia de cómo funciona depende de nososotros que seríamos sus piezas. Hacia donde vaya el motor es consecuencia del inconciente colectivo, hasta que dicho inconsciente no mane del ser individuo en comunidad, nuestro destino será el que desee la comunidad individualista. Funciona algo así como el juego de la cincha, de dos lados distintos, dos equipos, tiran de una soga la que tiene un nudo atado en el medio, cuando un equipo es más poderoso que el otro, el juego termina y a la soga la cuelgan en el placard. Los que ganaron festejan y que los que pierden sufren la pérdida. Si todos se pusieran a tirar de la cuerda hacia el mismo lado, todos llegarían a lugares nuevos y festejarían la hazaña de descubrir y sufrirían la añoranza del hogar.
Todos podemos hacer algo, porque el cambio para un mundo mejor, para que sea posible, empieza por uno mismo... mientras el individuo crea de manera individualista que esto es una utopía, entonces el cambio no es más que una utopía. Los cambios son contagiosos y contradictorios, porque son cambios, se prefiere al malo conocido que al bueno por conocer, pues nuestra cultura así nos enseñó, nuestra responsabilidad es qué aprehendemos de aquello que nos enseñan. Romper con el viejo arquetipo y reconstruir una nueva estructura sin desdeñar antiguos ladrillos, es un paso importante para discernir entre necedad y necesidad. Hay seres evolucionados trabajando en esto, es un hecho que esa gente existe, así como es un hecho que hay gente que ni siquiera sabe que ese mundo existe. Hay gente que no tiene idea lo que es la electricidad. Hay gente que sabe cuando es mejor largar un cohete para que llegue al límite de nuestra galaxia en el momento indicado. Hay gente para todo. Gracias a Dios, o a nosotros mismos... cualquiera que sea tu creencia.
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