Quise, tantear en el silencio
la forma exacta de un te quiero
y me causó gracia
el hecho de que sin querer
haya encontrado en un oscuro rincón
el contorno de tu cuerpo
tal vez era la imaginación,
aquella misma que plasma en la pared,
(en esa mancha de humedad)
el recuerdo de algo
que a pesar de ser ajeno
uno lo siente propio,
tal vez fue la necesidad
de sentir que te tenía
al alcance de la mano
o tal vez, fue la vergüenza
de aceptar que te quiero
oculto entre las sombras
donde nadie nota,
en mi, el sentimiento.
No lo sé,
sea como sea
quise tantear en el silencio
la forma exacta de un te quiero
y ese tanteo me trajo hasta aquí
con un insulso ramo de flores
y un rostro feliz
estúpidamente iluminado
con la esperanza
de que sin razones ni motivos,
tal vez, tu alma, me sonría.
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