Eres mi vil y asqueroso sirviente
por eso repudio
todo el bien que te llegue
no mereces
del cielo la sonrisa
de la brisa la caricia
del dolor la tensión
del infierno la atención.
Bestia envidiosa
me he vuelto al verte feliz...
¡Nada te pertenece,
bestia infeliz!
Lo que tienes está gracias a mi,
a mi modorra, a mi suerte, a mis desenfados,
saliste escupido del vientre de tu madre
y tal vez, porque estarías a mi servicio
es que has sobrevivido
a eso que tu te empeñas en llamar vida.
Y encima,
andas por ahí
vanagloriándote de las migas que te tiro
diciendo que son tuyas
que tu desgranaste el pan
que tus manos amasaron
y pusieron en el horno
que con mi leña encendiste
y con mi fuego cocinaste.
Es mío el pan que tu comes
porque el agua y trigo que tu cueces
salen de mi tierra,
de mi semilla,
maldito y burlón ignorante.
Pestes caerán sobre ti
bestia inmunda y malagradecida,
ojalá que el destino que me hunde
en un abismo de olvido
que fuiste construyendo con tu ateísmo
te arrastre a ti conmigo
y que nadie sepa
que los parásitos pueden llegar
a ser tan ignorantes y estúpidos
de derrocar a aquello único
que los mantiene y los sigue creando.
por eso repudio
todo el bien que te llegue
no mereces
del cielo la sonrisa
de la brisa la caricia
del dolor la tensión
del infierno la atención.
Bestia envidiosa
me he vuelto al verte feliz...
¡Nada te pertenece,
bestia infeliz!
Lo que tienes está gracias a mi,
a mi modorra, a mi suerte, a mis desenfados,
saliste escupido del vientre de tu madre
y tal vez, porque estarías a mi servicio
es que has sobrevivido
a eso que tu te empeñas en llamar vida.
Y encima,
andas por ahí
vanagloriándote de las migas que te tiro
diciendo que son tuyas
que tu desgranaste el pan
que tus manos amasaron
y pusieron en el horno
que con mi leña encendiste
y con mi fuego cocinaste.
Es mío el pan que tu comes
porque el agua y trigo que tu cueces
salen de mi tierra,
de mi semilla,
maldito y burlón ignorante.
Pestes caerán sobre ti
bestia inmunda y malagradecida,
ojalá que el destino que me hunde
en un abismo de olvido
que fuiste construyendo con tu ateísmo
te arrastre a ti conmigo
y que nadie sepa
que los parásitos pueden llegar
a ser tan ignorantes y estúpidos
de derrocar a aquello único
que los mantiene y los sigue creando.
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