reírse de su pueblo,
y exigirle, y embargarlo
y a cambio darle nada.
He visto revuelto al pueblo
con descontentos y cuchicheos,
vi a hombres silenciosos
guardar algo tras sus dedos.
He visto al Sacerdote
como al Rey le susurraba
lo que alguien de la poblada,
íntimo, le confesó a Dios.
He visto a los caballeros
internarse en los bosques
y de sus escudos y espadas
vergonzantes sacar sangre.
He visto la revolución,
emerger violenta y sin aviso
y al Rey vi salir corriendo
buscando le den asilo.
He visto al Sacerdote gritando
en pos de la revolución a voz viva
sin sentir responsabilidad, culpa o pecado.
Se me revolvieron las tripas.
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