Te deseo que andes con los pies apuntando con los gordos hacia el destino que espera, con la sonrisa fugaz aunque sincera y con un dejo de no se qué en la mirada. Tengo un montón de ganas de escuchar tu voz pero como ya es costumbre, las mareas van y vienen y las corrientes vaya uno a saber a donde nos lleven, igual tal vez, en algún silencio o en alguna esquina, haya un beso y una caricia esperando, y te sorprenda y estés entonces un poquito más tranquila.
Por estos lados el invierno acompaña coqueto y silencioso, apenas roza con su fría mano, los días pasan de largo y saludan cortesmente, y la vida se mete tan profundo adentro de uno que sonrío mirando al cielo, al suelo y a los edificios y a todo bicho que da vuelta... lástima que aún existan cosas a las cuales no podemos sacarnos de encima como viejos gamulanes, medias agujereadas y zapatos gastados, igual por suerte que hay cosas que no pueden sacárnoslas de encima ni con la más brava bravura o la más cortés de las simpatías.
En fin nada, solo escribirte para que escribas o tal vez y con suerte robarte una sonrisa, aunque claro, ésta para mi, se haya vuelto invisible.
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