El niño va a la escuela con el alma feliz y contenta
pobre,
no entiende todo lo que la escuela significa
no entiende como le atornillan el deber ser de a poquito
en el aula, en el recreo, en la entrada, con la bandera.
El niño pobre va a la escuela feliz y contenta
ella le devora la fuerza de vida, lo acostumbra a la diferencia
algunos quieren disimularla con una falsa educación precaria
dándole pan y mate cocido cada mañana
llenando sus venas de energías que se consumen como si nada.
Pobres, el niño y la escuela, creen
que existe el alma, y la felicidad
y así se contentan
con ilusiones que no nutren y engañan
con mate cocido, azúcar y pan,
con una bandera que los engorda a fuerza de aire y promesas
que nunca se cumplen que no son verdad.
No es la vida que quiero Jack
somos virtuales en un mundo de realidades ficcionadas.
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