en las bolsas arrugadas de plástico envejecido
también dentro de las medias de nylon que andan guardadas y hechas un lío
fijate que por ahí,
siempre hay un millón de recuerdos escondidos
la gente guarda cosas para no perderlas, viste,
pero al tiempo olvida sus propios secretos y juzga al otro creyendo ser perfecto.
No hay ser vivo que entienda al dedillo las decisiones, emociones, ni acciones del otro
intuyo que tu miedo te invite a juzgar primero
antes que intentar entender aquellas cosas que tu no habitas
ni habitaste
que descrees
y en consecuencia, por supuesto, ni existen.
Calla,
haz silencio, silencia tu mente,
aprende a escuchar la oración en la nada y entrégate a ella.
Tal vez,
ya no juzgues
y puedas llorar y sonreír
sin sentirte un maldito idiota.
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