Efluvios malditos y demoníacos
que aún sin ser amoníacos
intoxican mis sentidos
dando jaqueca a mi cabeza
y mareo a mi pensar
mi entender se desentiende
de lo que es o no es real.
Brebaje sórdido y etílico
que juega con el sentir
pues del llanto a la risa
se pasa solo en un tris
el amigo es enemigo
y amigo el desconocido
pues las barreras del amor
se pierden tras el alcohol
En el mar embravecido
de la plena confusión
donde la vista se dobla
y el verbo se transforma
en un confuso balbuceo
que no hila pensamiento
y entorpece el actuar.
Vino, ron, whisky y grapa
salgan ya de mi estructura
hacen que mi alma pura
pierda el paso al andar.
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