Dejo la razón de lado
para poder escuchar
el porque del corazón,
aunque a veces dejo
de lado al corazón
pues el porque de la razón
también debe ser escuchada.
Dejo de lado al ego
pues con sus alaridos apenas
puedo escuchar al resto
de la vida que me conforma
y me confirma como ser
como susurra su canto en mi oído.
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