La felicidad es para el ignorante
o para el hombre sabio
o para el encontrador
para el que confirma
o el que anda por ahí sin firma
y no le importa no tenerla.
La felicidad es para el hombre
para la mujer, para los ancianos
para las niñas y niños
también es la felicidad.
La felicidad es para el ciego que mira
para el necio que atiende
para el sordo que escucha
para el que asimila distraído
para el traicionado, el engañado
y para el mudo que sin palabras
dice todo con la mirada.
La felicidad es para el humilde
para el que tiene lo que tiene
para el que vive como vive
y para el que está como está.
La felicidad es para el que cree
para el que siente
para el que olvida
y también para el que perdona.
La felicidad, realmente, ha de ser para todos
pero por lo general estas personas
son las que se sienten más a gusto que culpables
por el simple hecho de ser felices.
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