Qué poco entendés
cuando tus ojos
ven lo que quieren
ver de vos mismo.
Qué poco ves
cuando tu corazón
por no entender niega
tu verdad con necedad.
Que lindo sería
que comprendieras y veas
lo ciega que por necia
puede volverse la razón.
Qué triste que no veas
la necedad de tu razón.
Qué triste no entiendas,
la verdad del corazón.
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