Refugiado en la esperanza,
se guarda en la holganza
poniendo precio
a su posible bonanza.
Consecuente en el hacer,
el hombre sabio
no espera que un renacer
borre el resabio
de un pasado atardecer.
La esperanza se destruye
cuando la espera se hace luenga
y la gloria se diluye.
Aunque veas que el tiempo se detenga,
mira al sabio que construye.
1 comentario:
Sí que escribes bien... me paseo un rato por tu sitio... Saludos!
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