El Chueco - Foto: Gisella Calabró - Inst: @gi.cala |
y hasta que termina
todos culparon al lobo
por ser lobo,
y entonces lo persiguieron
lo abrieron, lo ahogaron,
le quemaron el culo,
lo usaron de chivo expiatorio
para infundir terror y burlarse
de los quienes pecamos de inocentes...
Dios no más sabe cuántas torturas,
mentiras, y maldades ha recibido
al cabo de los años el pobre bicho
tan solo por ser él en su forma más pura.
Casi en consecuencia, el animal
tuvo que adaptarse como ser social
y reconstruir una imagen
acorde a su semejanza,
y caminó despiadado por el bosque
y fue en jauría buscando comida
y no fue libre de ser quien es,
y se alejó de su esencia, y de su ser.
Algunos de ellos se hicieron perros
y fueron aceptados como buenos
y los enmarcaron como amigos
y les dieron alimento, mimos y techo.
En cuanto se pudo arrancarlos
de su libre naturaleza y hacerlos sumisos,
fueron domesticados y aceptados
allí murió su ser primigenio
y también gran parte de su esencia.
Lo que nunca se sabrá es
si fue esta marginación,
ese temor, aquel desprecio,
o si fue tan solo un acto de amor
profundo y del verdadero,
el que ayudó al lobo
a tomar la decisión
de transformarse en perro.
Hoy, tal vez por aceptación
o tal vez solo por viejo,
tal vez disfrazado de perro,
este lobo se cansó de no ser lobo
y se echó a disfrutar su existencia
junto a las margaritas.
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