Imagen: FunkyFocus en Pixabay. |
todas las mañanas pensando en el otro,
que no renunciás aunque te cagues de miedo,
que te acercás y mantenés tu humanidad
siendo cálido con los que están tiritando
y compasivo con los que tosen, estornudan
o están presos de la histeria y su hipocondría.
Gracias a vos que intentás explicar
y que te negás a enseñar con cadenas y cachiporras
a los estúpidos que deambulan como zombies
demostrando que no entienden nada de nada,
y que arriesgás, a vos y a los tuyos,
manteniéndote firme y al pie del cañón
velando por la seguridad de quienes elegimos
quedarnos en casa por amor al otro.
Gracias a vos que elegís quedarte adentro,
que no salís como un boludo
pensando solo en tus necesidades y ego,
que no te abasteces compulsivo, si no comprensivo
de que otros también carecen y necesitan,
que sonreís y en paz agradecés
a los que siguen reponiendo el alimento
a los que no aumentan los precios
a los que cultivan, envasan y cosechan,
a los que fabrican futuro y realizan sueños
a los que no sueñan porque no duermen
entregando su presente al servicio del otro.
Gracias a los que el miedo no los devora
y que usan barbijo, y alcohol en gel,
y se lavan las manos con agua y jabón
y no con olvidos, descuidos y egocentrismos,
que priorizan el amor y dejaron para más tarde
sus cuentas pendientes cargadas de rencor y pasado.
Gracias por esforzarte y por darte cuenta
que no es aislamiento, es estar juntos en todo esto.
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