Sole y Martina - Soledad Di Lello |
pensar que estabas bien,
que habías decidido mandar todo a la mierda
y quedarte donde querías,
con quien querías,
haciendo lo que sentías,
que respirabas profundo
y exhalabas desde lo más hondo
todas las miserias
que a veces te comen por dentro...
Que el sol te acariciaba
y que sonreías tan grande y lindo
que el blanco de tus dientes
se veía desde China
como el lucero que guió
a los tres reyes magos
a eso que ellos creían
como el comienzo
de un nuevo mundo,
de una nueva vida.
Y sonreí al pensarte sonriendo,
y amanecí con más ímpetu ese día,
aunque ya no estuvieras aquí
y el vacío se volviera insoportable.
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