sin mirar el tiempo,
esperando soñoliento
que pase el primer hervor
después del sueño,
sin quererlo, sucedió...
Fue sólo un momento
en el que un pensamiento
fugaz, sórdido y siniestro
se le vino a la mente
como un crash.
Tal vez era un recuerdo
o un algo que estuviera sucediendo,
tal vez una premonición
o simplemente esa maldita fruición
de a cada huevo encontrarle un pelo;
por esto, así como vino, lo desechó.
Hace frío, es temprano y le tiemblan
un poco las manos y las piernas,
sus pies se tiñeron de azul
y llora por la soledad del afuera,
sonríe en su compañía interna
ya que allí encuentra su paz.
Los de afuera creen que es la tristeza
la rectora de sus emociones;
algunos creen que fue aquella soledad
la verdugo de sus sensaciones.
Él sabe que no hay nada que no elija,
que solitos nos entregamos al sufrimiento,
al olvido, a la muerte, que todo y nada
es decisión nuestra y que la vida es
lo que él decida hacer con ella.
Y entonces vive.
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