Quedó
atrás el silencio
el resocoldo, la marsonia,
la cantomás, el calostro,
la veintena.
Quedaron
cansados
los renegados, los malparados,
los aburridos, los perentorios,
Quedaron
guardadas las cachiporras,
las escobillas, los guardanapos,
la bisutería vudú, el sin querer,
la agnosticiencia.
Me
llevo la razón
el corazón, el qué y el obligo;
la sonrisa de un querer
el amor de mis amigos
y los besos de mis hijos.
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