Otra vez este silencio absurdo
de sombras querellantes
que hostigan a las maderas
acomodando sus huesos
luego de tanto tiempo
manteniendo una rigidez
estúpida y altanera.
Otra vez esas evanescencias
jugando a la escondida en el rabillo del ojo
y esos murmullos, constantes
que como secretos llegan de todos lados
moviendo papeles invisibles
y escupiendo el rostro con saliva nihilista
de aquellos que en otros tiempos
se pusieron de pie
y a su devenir no se postraron
e hicieron lo que pudieron
y murieron como eligieron.
El piso tiembla bajo mis pies cansados
las estoicas paredes se mueven silenciosas
dentro de mi mente ociosa convertida en laberinto
sin entrada ni salidas.
Como el mármol del camposanto
quisiera no creer en nada
pero ya es tarde
alguien ha inculcado la idea de Dios
y de ciencia dentro de mis paradigmas
ya no sé qué es verdad ni mentira
todo es parte de un juego imbécil
creado para manipular a quienes creen
que existe algo más que simplemente esto.
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