es el momento en el que
tus labios y los míos
se despegaron tras sonreír desde lo profundo
y que nuestros ojos (que brillaban
sin calcular puentes, abismos, ni mareas)
creyeron,
por un tal vez y de repente,
que existe el para siempre.
Irrecuperable es, amigos míos,
el momento en el que al amor
se le ocurre aparecer.
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