no puedo detenerlo
me sube desde las tripas
y se cuelga de mis párpados
ríe, como la niñez ríe
mientras me invita a soñar,
y realizar, todas esas ideas
que habitan en la mente que juega
y crea.
Se apodera lentamente,
de mis ojos, de mis manos,
de mis dedos
me va aplacando de a poquito
como el atardecer enciende las luces
como se desvanece la noche.
Me invade, me abraza,
me besa con tal pasión y delicadeza
que me entrego, esclavo del qué y sus razones
a que me lleve de la mano
a ser y estar, quien quiera
en cada uno de sus reinos.
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