esa senda perdida que siempre añoraste
que siempre fue herida y que nunca sanó.
Debo decirte que ya no
sos el reflejo de la ilusión en mi sueño
del propio deseo y de un sórdido adiós.
Debo decirte que sos toda vos,
entera y por completo,
la mujer que amé.
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