tienen sabor a olvido
las luces se apagan de pronto
como en el teatro entre cada acto,
las gotas de agua golpeando los techos
te invitan a abandonar ,
un poquito más,
esa pesado pasado
que se va escondiendo
tras bambalinas
en las sombras.
Estas tardes de lluvia
tienen sabor a olvido
y nada mejor para empezar un buen presente
que no cargar una mochila inexistente
de casos que ya nunca
jamás ni acaso
cambiarán ni sin querer,
salvo que imaginemos
y veamos al pasado
como un posible tal vez,
y le pintemos el rostro
con distintas realidades
y esclerosas ilusiones.
Adiós pasado
esta tarde de lluvia
lavará todos tus pecados.
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