Como no adorarlas
si albergan en sus vientres
toda posibilidad de esperanza,
con sus formas curvas,
su falta de bello,
sus uñas largas coronando
dedos finos y elegantes,
con los culos bien carnosos
y sus pechos abundantes
que sacían el hambre de los lactantes
y de los que ya no.
Sus cuerpos desnudos
son mágicos, estéticos,
causan estupor y arte
tan solo al verlos,
y sus miradas invitan al silencio
o a la salvajía más pueril,
con tan solo una luz que brille en sus ojos,
el mundo puede cambiar la historia
sin razón ni pretexto alguno.
Porque son seres dulces y amantes
calientes y punzantes,
huelen la sangre que mana
predicen el gen que manda,
delicadas y guerreras,
fuertes y suaves,
pensantes y apasionadas,
que pueden aplastarte con una caricia
o con un suspirar
arrebatarte el alma.
Gracias Dios por la mujer
de todas tus creaciones,
sin duda, la más bella y perfecta.
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