jueves, abril 10, 2008

Río en época de Endemia -- Poesía

Ya cayó el sol en el horizonte,
quedó todo en silencio
ni las estrellas titilan
en la oscuridad más absoluta
pasó el día y con él se fueron
los terribles temores
a los zumbidos de los mosquitos.

No hay luna, hace varias noches
que uno mira al cielo buscándola
y no encuentra de ella
ni el más mínimo vestigio
pero a quién le importa la luna
cuando la ciudad nunca duerme
y siempre en alguna calle
hay luces encendidas
iluminando desde el suelo
a las bestias de concreto
que se elevan hasta el cielo
para hacerles mil cosquillas
a un cristo gigante y bueno
que recibe al mundo
con los brazos abiertos de par en par.

El viento sopla suave,
como una caricia delicada y constante,
se teme por la picada de un mosquito
que está y no está en todas partes;
de noche nada pasa, atento al síntoma siempre,
usá medias blancas, ponete repelente,
no dejes que nada ni nadie venga
a chuparte la sangre, menos si es un mosquito
te dicen todos, en la tele, en los folletos,
en carteles por las calles, en colectivos,
y también hasta en los taxis.

Pasa que acá el mosquito aegytius se fue de madre
y se está volviendo una fiera
incontenible, incontrolable,
si te pica te enchufa el dengue
y si tenés mucha mala suerte
te agarra una hemorragia terrible
que te morís antes de contarla
para peor de males no es que tomás
una pastillita de algún color y ya está,
si te pega el dengue, podés morir deshidratado
y tenés que tomar agua como loco
y como no tenés hambre ni para un maní
te tienen que alimentar con suero
por algunos cuantos días,
y si tenés uno de los síntomas
y te tomás una aspirina, como ejemplo,
te puede causar esa hemorragia
que a los pocos días no la contás más.

Pero no todos son mosquitos
está la playa, la música,
la idiosincracia de su gente,
el fútbol, la danza,
su arena blanca y radiante,
su calmo mar, su simpatía
y una oferta en cada esquina
que te convida a abrirte
un poco más ante la vida
y aprender de ella,
y que ella te enseñe
a vivir feliz, libre y sin locura
aunque te aceche zumbando desde lo oscuro
ese puto mosquito de la muerte.

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