Lo que me ocupa en la vida es el tiempo,
es algo que no entiendo pero comparto,
que me persigue, que me quema la cabeza
y que me apreta el paso cuando voy caminando.
Es eso que me advierte que todo llega,
que lo que pasa no vuelve,
y se marchita en el olvido.
Nunca crece lo que quedó en el tiempo,
salvo que lo mantengas vivo
en tu presente, y lo alimentes.
Solo existe el tiempo para la materia,
las ideas no mueren ni avejentan,
el milagro eternamente se renueva.
La vida se abre paso y muere para volver a vivir
a través del tiempo, del espacio, de la sinrazón
de la lógica, una y otra vez, infinitamente, desde siempre,
mientras, uno se lamenta por el tiempo pasado
el presente se alimenta de lo que digas, hagas y pienses,
se gesta el futuro con las semillas que vas sembrando
aunque no sepas, siempre estás sembrando,
cada segundo que pasa es una semilla que se planta
cada segundo que pasa esa semilla se hace planta.
Aprovechá cada segundo, aunque no hagas nada
y estés tirado con la panza mirando al cielo
hacé de ese momento, un momento único y lleno de magia
que el tiempo pasa, y cada semilla se hace planta.
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