Las formas y colores,
las razones de las cosas
por lo que cada algo
es indudablemente lo que no es.
La inacción del viento calmo,
la fuerza del agua queda,
la constancia del cielo,
el eterno universo
en el átomo pequeño,
el grano de arena
en la palma de la mano,
la plenitud del sol
sobre la cómplice
y silenciosa luna.
El hombre sobre sus pies
y esa nada en el horizonte
que despierta toda necesidad
avivando la llama del deseo.
La búsqueda de uno
que se encuentra en lo que descarta,
la complejidad de lo simple,
la simplicidad del ser.
La totalidad es a la nada
el complemento perfecto.
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